Os voy a contar una historia. La historia de un mueble y de más de una vida. Un mueble que ha pasado por varias manos y que para mi es muy importante porque durante mucho tiempo perteneció a una de las personas que más he querido, ….mi abuela.

IMGP4545web1

IMGP4503web

Erase una vez una vitrina que a principios del siglo XX fue comprada en Madrid por la familia Sotelo y que el destino quiso que acabara en manos de mi madre. Cuando en 1973 mis padres compraron un piso en Córdoba para casarse, los antiguos dueños de la vivienda dejaron allí varios muebles. Entre ellos estaba la famosa vitrina que posteriormente mi madre regaló a mi abuela.

Desde entonces pasó a ser la vitrina de mi abuela, y durante muchos años, cada vez que yo iba a visitarla, me quedaba mirándola pensando que era preciosa y que me encantaría tenerla. Pero era de mi abuela, y por supuesto que la conservó hasta su fallecimiento. Después siguió con mi abuelo diez años más, y al fallecer éste, mi madre la llevó a su nueva casa para restaurarla.

Sin-título-2

Lo cierto es que estaba en malas condiciones ya que tenía carcoma y la parte superior que sostenía los cristales estaban muy deteriorada. El proceso fue largo y difícil ya que tras desmontar todas las piezas, lijarlas y decaparlas, tuvo que tratar el problema de carcoma y sustituir la trasera del mueble y algunas piezas de madera.

Después de cruzar los dedos en repetidas ocasiones para que no se rompiera ningún cristal, y de más de un mes de duro trabajo, la vitrina ya estaba lista para volver a albergar vajillas y copas.  Ahora descansa en su nuevo hogar, con mi madre, con 100 años a sus espaldas y un largo camino aún por recorrer. Seguro que mi abuela estaría encantada de ver como ha quedado.

Sin-título-1

Ante la pregunta de mi madre: «¿De qué color la pinto?», mi respuesta fue rotunda: «Turquesa, por supuesto». Es un color que me encanta y estaba segura de que iba a quedar fenomenal. El resto de la decoración la fue pidiendo el mueble, …….papel pintado para la trasera en tonos grises, unos marcos dorados para el fondo, y una vajilla clásica en blanco y azul.

Los herrajes son los originarios del mueble y lucen tan bonitos porque mi madre los ha limpiado con vinagre caliente. Incluso se ha preocupado de buscar algunos tornillitos dorados que faltaban para que el conjunto quedara de 10.

Sin-título-3

También hay que agradecer a mi padre, las veces que ha transportado el mueble de un lado a otro, la de tornillos que ha apretado y la de veces que ha ido a comprar materiales para la restauración. La fuerza bruta en este caso ha sido necesaria. En mi caso, la intervención ha sido mínima. Solo me he encargado de la elección del color turquesa, de los marcos dorados y del estilismo para las fotos.

Os animo a buscar tesoros para restaurar. Es una actividad gratificante ya que con un poco de esfuerzo podemos dar una nueva vida a muebles olvidados. Y si elegimos para ello un color vibrante e inesperado, el resultado será fántástico.

IMGP4521web

¡Feliz domingo! Un abrazo.

PD: Seguro que hay alguien arriba que me está sonriendo. Va por ti, abuela. Todos los días te echo de menos. Bs.